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SESION DE VINOS Y HABLADERA

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La felicidad cambia el sabor del vino!
 

Un estudio demostró que reir mientras se bebe un vino hace que el sabor de esta bebida cambie. ¿La razón? La alegría influye en la forma en la que percibimos los aromas, los sabores del vino y la vida. 

El vino, como yo, no tiene edad!

El vino es la bebida de la que tenemos las evidencias más antiguas. Su origen parece que está en el Neolítico, en la región que ahora ocupa Irak e Irán, por el hallazgo de restos arqueológicos cerámicos.  Se piensa que las primeras bebidas de este estilo surgieron por casualidad, al entrar en contacto levaduras con uvas almacenadas, transformando el azúcar en alcohol. El método fue perfeccionado poco a poco por los egipcios y más tarde difundido en el Mediterráneo por los griegos.

El vino contiene todos los minerales básicos

Por todos es sabido que el vino, consumidor con moderación, ayuda a proteger el corazón y a reducir el colesterol “malo”, pero lo que pocos saben además, es que en una botella de vino se concentran todos los minerales básicos del cuerpo humano, que hacen posible la vida como el calcio, cloruro, cromo, cobre, yodo, hierro, magnesio, fósforo, potasio, selenio, sodio y zinc.

El consumo de vino tinto mejora la memoria.

Y siguiendo con la salud, numerosos estudios científicos demuestran que beber vino de forma moderada, mejora notablemente el funcionamiento de nuestro cerebro y previene la demencia. La clave está en el resveratrol, un componente que se encuentra en la piel de las uvas rojas y que contiene antioxidantes, que ayudan a prevenir las inflamaciones, impidiendo así que las arterias se endurezcan y coagulen.

¿Sabías que…?

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